Kéfir: el producto lácteo en tendencia similar al yogurt

El Kéfir también llamado yogur búlgaro, yoka, leche kefirada o búlgaros, es una leche fermentada rica en bacterias y levaduras probióticas que mejoran la flora intestinal, auxilian en la inmunidad y mejoran el tránsito intestinal, ayudando a mantener la salud general del organismo. 

La palabra kéfir proviene del término turco keif, y su traducción evoca a sensaciones agradables o a sentirse bien, su significado literal hace alusión a un “rostro alegre”. 

Se denomina kéfir tanto a los gránulos con los que se fermenta la leche como al producto resultante. Se cree que es la responsable de la gran longevidad entre sus gentes, por lo que se considera un elixir de larga vida.

El proceso para la obtención de este alimento es  mediante la fermentación de leche, sin añadir azúcares artificialmente, para ello se utilizan unos “gránulos homónimos”, similares en su aspecto a “pequeñas coliflores”. 

 

 

 

Estos nódulos se conforman gracias a un polisacárido (conjunto de azúcares simples) llamado kefirán

 

En la superficie de cada gránulo coexiste un conjunto de hongos y bacterias, que permiten la fermentación de la leche. Presente durante todo el proceso en la obtención, este ecosistema microscópico se encarga de acidificar la lactosa para finalmente cuajar el producto final.En el caso del yogurt, se da únicamente una fermentación láctica, mientras que el kéfir se provoca una fermentación lacto-alcohólica y carbonatada de la leche. El contenido de alcohol del kéfir no suele superar el 1%, una cantidad insignificante (salvo que se tenga un problema grave de hígado y no se deba probar ni una gota).

El kéfir tiene mayor variedad de microorganismos probióticos, algunos de ellos compartidos con el yogurt. Este último suele aportar solo un tipo de bacilos o bacterias. El yogurt es más suave que el kéfir, cuya acidez se puede aligerar dejando la leche menos tiempo en contacto con el kéfir.

Por ser un alimento probiótico, los principales beneficios del Kéfir son:

  • Disminuir el estreñimiento, ya que las bacterias buenas mejoran la digestión y aceleran el tránsito intestinal.
  • Combatir la inflamación intestinal, porque tener la flora sana es el principal factor para evitar enfermedades.
  • Facilitar en la digestión.
  • Bajar de peso, porque es rico en proteínas y es baja en calorías.
  • Combatir la osteoporosis, por ser rico en calcio.
  • Prevenir y combatir la gastritis, especialmente la gastritis causada por la bacteria H. pylori.
  • Fortalecer el sistema inmunológico, porque mantiene la flora intestinal sana, que impide la infección por microorganismos a través del intestino.

Escrito por: Editorial Audi

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