Mito 1. Los autos autónomos no tendrán conductores

La apariencia de los automóviles y otros medios de transporte, con una automatización cada vez mayor, no cambiará radicalmente en este sentido. Sin embargo, lo que está claro es que el diseño se centrará en el interior del vehículo.

La comodidad de los pasajeros será la prioridad, por lo que sus asientos ya no estarán necesariamente orientados en la dirección de viaje. El espacio para los pasajeros se maximizará al permitir que todo lo que ya no se necesita para la conducción (los pedales, la palanca de cambios y volante), se retraiga temporalmente. 

Mito 2. Los autos autónomos tendrán libertad para conducir en cualquier lugar

Poner los autos autónomos en la carretera requerirá un software totalmente confiable y seguro, no solo para el auto, sino para todo el entorno. Esto cambiará gradualmente la apariencia de nuestras ciudades, teniendo semáforos inteligentes y sensores viales. 

Las ciudades se volverán más digitales, proporcionando un ecosistema adecuado para un número cada vez mayor de automóviles automatizados. 

Mito 3. La conducción dejará de ser divertida

Este mito causa inquietud para los amantes de la conducción: estar condenado al papel de pasajero inactivo. Algunos temen que su coche les impida conducir y disfrutar del placer de sentir el pie en el pedal y las manos en el volante. 

Pero es todo lo contrario: los coches autónomos no acabarán con la diversión que tenemos al volante. Ningún fabricante impedirá que sus clientes conduzcan sus propios automóviles, si así lo desean. En el futuro, los propietarios de los vehículos seguirán teniendo la opción de conducir ellos mismos el automóvil o ceder el control y utilizar la versión automatizada.

Mito 4. Los autos autónomos son un gancho para los piratas informáticos

Los coches autónomos no serán más vulnerables que los coches conducidos a mano. Dicho esto, el impacto de un ataque de piratas informáticos en los sistemas relacionados con la seguridad de un automóvil autónomo puede ser más grave. 

Por ello, los fabricantes están constantemente desarrollando medidas de protección contra ciberataques. A medida que los automóviles se interconectan cada vez más con su entorno, también aumenta el esfuerzo necesario para garantizar una seguridad cibernética confiable y siempre actualizada. 

Mito 5. Se reducirán los espacios de estacionamiento

Los autos sin conductor no requerirán menos espacio de estacionamiento. Pero lo usarán mucho más eficientemente. Además, la densidad de vehículos podría caer en las áreas metropolitanas si una proporción cada vez mayor de automóviles se utilizan de forma conjunta a través de modelos compartidos. 

Mito 6. Faltan leyes sobre conducción autónoma

Es cierto que el desarrollo tecnológico en países como EE. UU. o China parece avanzar de forma más rápida que en Alemania y Europa. Sin embargo, también es cierto que los legisladores alemanes crearon un marco legal que prioriza la seguridad en el desarrollo y la introducción de la tecnología de conducción autónoma. 

En este sentido, Alemania es incluso considerada pionera, según los estándares internacionales. Desde 2017, los sistemas de conducción autónoma pueden, bajo ciertas circunstancias, asumir acciones que antes eran responsabilidad exclusiva de los humanos.

Mito 7. Las decisiones de vida o muerte serán tomadas por coches autónomos

En cuanto a la conducción autónoma, el factor decisivo desde la perspectiva actual es: no es el propio coche el que decide, sino los humanos que programan el vehículo. 

Mucha gente está preocupada por la pregunta: ¿una máquina puede tomar la decisión correcta en una situación peligrosa?. Los expertos dicen que el punto central del debate es que un automóvil autónomo no tomaría su propia decisión en una situación peligrosa, según el estudio, sino que solo reflejaría en el software. opciones con las que sus creadores lo dotaron. 

Mito 8. Los autos autónomos serán impagables 

El desarrollo de automóviles autónomos es una gran inversión. En el corto y mediano plazo, por supuesto, esto impacta en los costos del producto. Pero a largo plazo, es decir, cuando estén listos para la producción en serie y los costes de desarrollo se hayan amortizado en consecuencia, los precios se ajustarán.